16 Días de Activismo por la Vida de las Mujeres
¿Cómo podemos asegurarnos de que la violencia que se ejerce contra las mujeres diariamente en todos los rincones del mundo se convierta en el foco de atención, la ocupación social, la prioridad de los gobiernos y que se condene públicamente?
Transformar las cifras de las realidades diarias, donde la vida y la salud de las mujeres están en juego. Dejar de lado la victimización de las mujeres para concentrarse exclusivamente en la violación de los derechos humanos de estas ciudadanas.
Este tipo de pensamiento fue el que hace 17 años motivó a las mujeres latinoamericanas a iniciar una campaña de 16 días para detener la violencia de género dando a conocer sus efectos en la vida de las mujeres y la sociedad, los cuales son actualmente aún más atroces transformándose en feminicidio.
Una serie de estudios recientes subrayan cuán grave es el problema en toda la región: en Argentina, una mujer es asesinada por día, simplemente por ser mujer. En México, más de seis mil niñas y mujeres fueron asesinadas entre 1999 y 2005 según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). Mientras que en Perú y Brasil, entre el 25 y el 30 por ciento de las mujeres sufren violencia ejercida contra ellas por parte de sus compañeros (OMS, 20005).
La severidad de este problema ha llevado a los defensores y las defensoras internacionales de los derechos humanos a dar la alarma sobre su gravedad. Las iniciativas emprendidas por instituciones como UNIFEM y Amnistía Internacional indican que la violencia por razones de género es la causa más común de muerte y daños físicos para las mujeres (más frecuente que el cáncer y los accidentes de tráfico).
Estas estadísticas reflejan la impunidad y tolerancia que existe en nuestros países con respecto a la violencia hacia las mujeres. Esperamos crear una conciencia social que sancione todas las formas de violencia contra las mujeres y construir mecanismos efectivos para proteger a las víctimas de violencia. Acceder a la justicia y garantizarla en cada uno de nuestros países constituyen acciones urgentes que necesitan atención inmediata.
Es por ello que hace 17 años las organizaciones de mujeres comenzaron la Campaña de 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género. La Campaña comienza el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, fecha en que se conmemora a Maribel, Patria y María Teresa Mirabal, tres hermanas que en esa fecha en 1960 fueron acribilladas en República Dominicana por el dictador Leonidas Trujillo, por no seguir sus órdenes políticas y carnales. Otras fechas clave incluidas en esta Campaña son el 1 de diciembre, Día Internacional del SIDA, y el 6 de diciembre, Aniversario de la Masacre de Montreal. La Campaña culmina el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos.
Dieciséis días es un tiempo muy escaso para combatir la violencia contra las mujeres, los efectos que tiene sobre la vida de las mujeres y para revertir los resultados de un estudio dirigido por la Organización Mundial de la Salud sobre los efectos de la violencia en la salud de las mujeres. El informe concluye que es bastante común que las mujeres que han sido víctimas de violencia por parte de sus compañeros padezcan enfermedades mentales, angustia emocional y tendencia al suicidio.
Es imposible revertir la violencia en 16 días.
No obstante, debemos preguntarnos, porqué, cuando contamos con toda esta información, no podemos poner fin a este problema tan grave. En primer lugar, la violencia contra las mujeres existe porque familias, barrios, ciudades, gobiernos y culturas continúan tolerándola, incluso aunque esté prohibida por la ley. La sociedad más desarrollada retrocederá al justificar a un marido que “reprende” o “castiga" a su esposa cuando hace algo “mal” simplemente porque los muchachos son muchachos y necesitan hacerle saber a sus mujeres quién manda. Donde los derechos de las mujeres son tomados con menos seriedad, las mismas mujeres creen que se merecen este tipo de trato. Los derechos de las mujeres continúan siendo del dominio de los hombres que las controlan.
Contamos con numerosas convenciones internacionales sobre derechos contra la violencia hacia las mujeres que han sido ratificadas por casi todos los países del mundo. Éstas han dado el impulso para aprobar las leyes que proliferaron durante la década de los 90 cuando prevalecía la atención a los derechos de las mujeres. Ahora que muchas de estas leyes han cumplido ya una década, no se implementan en su totalidad. Son pocos los países que asignan presupuestos para su implementación, dejando el costo para capacitación de policías, jueces, trabajadores sanitarios y sistemas de revisión y atención médica a los donantes y las pocas organizaciones de mujeres que siempre se han ocupado de las mujeres y han llamado la atención sobre este problema en primer lugar. Aún más alarmante, durante una entrevista reciente con una de estas organizaciones, me enteré de que los fondos públicos asignados por un país latinoamericano para abordar la violencia fueron devueltos al estado porque simplemente no había capacidad para utilizarlos.
Claramente, erradicar la violencia no es sencillo. Sobre todo, requiere el cambio de las estructuras sociales y de poder y de conductas que permiten la subordinación de las mujeres. Si bien es urgente, toma tiempo, pero existen medidas inmediatas. Requiere de leyes que coloquen a los derechos humanos de las mujeres en el centro y que las empoderen para que conozcan e insistan en estos derechos. Requiere que los numerosos sectores de gobierno (sanitario, judicial, de seguridad, social, económico) trabajen conjuntamente con las organizaciones de mujeres y de la comunidad para tender una red de seguridad que detecte, proteja y atienda a las víctimas y que prevenga la violencia dentro de la familia y la comunidad. Requiere que los donantes y las organizaciones internacionales insistan en que los gobiernos asuman la responsabilidad de proteger los derechos de las mujeres, sancionar a los agresores y que prevengan intensamente la violencia contra las mujeres (con fondos suficientes y un compromiso político aún mayor). Requiere que la comunidad internacional y las personas exijan a los gobiernos la rendición de cuentas por la implementación de sus leyes y de las convenciones internacionales. Requiere trabajar con los hombres (como líderes, padres, docentes y niños) para modificar conductas y unirse a las campañas por los derechos de las mujeres y en contra de la violencia.
La mayoría de los países cuentan actualmente con leyes y muchos de estos programas están en marcha, pero ¡se requiere mucho más! El informe de las Naciones Unidas sobre Violencia contra las Mujeres que se dio a conocer recientemente llama una vez más a la acción urgente y conjunta.
A través de la movilización de mujeres y hombres, familias, comunidades, gobiernos, políticos y donantes hemos erradicado la polio y otras enfermedades que afectaban y mataban a los queridos niños. ¿Porqué no hemos movilizado estas fuerzas en contra del pernicioso abuso de los derechos humanos que se comete a diario contra más de un cuarto de las mujeres del mundo?
Marijke Velzeboer-Salcedo
Jefa, Sección para América Latina y el Caribe
UNIFEM